El metaverso, negocio multimillonario que cuenta con el endoso de los principales gigantes tecnológicos, promete un cambio en la forma de interacción aún más importante que el que produjo Internet. ¿Hay que prepararse?
La primera mención al concepto de “metaverso” como una combinación entre las vidas digital y física aparece, cuándo no, en la ciencia ficción: en 1992 Neal Stephenson lo imaginó para su novela Snow crash. Exactamente 30 años después, colosos del mundo de la tecnología como Facebook (que directamente cambió su denominación a Meta de tan orientada que está en esa dirección), Microsoft o Intel nos anticipan que, una vez más, la realidad está por imponerse. Hoy empezamos a hablar de metaverso como un mundo potenciado por la realidad virtual, en el que cada usuario tiene un personaje (avatar) con el que puede realizar compras, jugar, tomar decisiones o interactuar con otros habitantes del mismo universo virtual.
“Es un espacio nuevo para la interacción humana en el que no existen los límites físicos. Es una nueva forma de red globalizada, como internet. Solo que no se navega ingresando textos, sino que se pasea y se interacciona, más a la manera de un juego”, describe un informe elaborado por el experto en criptomoneda Ripio.
“Todo lo que vivimos a lo largo de los últimos dos años debido a la crisis sanitaria generada por el Covid-19 puede ser un vistazo previo a lo que vendrá con la consolidación del metaverso”, afirma Adrián De Grazia, director de inside sales para Latinoamérica de Intel. “El mundo está cambiando, cada vez más estamos alcanzando la transformación digital, entonces debemos estar listos y entender lo que está por venir con los cambios que el metaverso nos puede traer”, asegura.
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